Maria do Carmo Dias Batista
“A través de esta abundancia de toros que proviene de un intento de Lacan por ser absolutamente inédito, trata de alcanzar lo que llama, desde el comienzo de L´insu que sait, el tejido del inconsciente, -cito-: ‘Un sueño comporta muchas cosas que tienen que ver con lo que podemos llamar el tejido del inconsciente’. ‘El Momento de concluir’ se termina de hecho con la necesidad de recomponer el tejido.”
Miller, J.-A.: El ultimísimo Lacan, Paidós, Buenos Aires, 2013, pág. 257
Sueño: “Una pequeña serpiente se arrastra por su pierna y con dos enormes dientes le rasga la piel que sangra con abundancia. Aparece entonces un metal brillante y plateado en el lugar del hueso tibial. Se despierta angustiado.”
En el Freud y el Lacan de la primacía de lo simbólico, el tejido del ICS (transferencial) está compuesto por significantes entrelazados que son relatados en el sueño: la serpiente, los dientes enormes, la piel, la sangre, la tibia metálica. La interpretación ocurre con el desmontaje, por medio de la asociación libre, de las condensaciones y de los dislocamientos producidos por el sueño. Ese desciframiento, llamado de elaboración onírica, pretende llegar al Nudo de los Deseos Sexuales Infantiles Reprimidos o al ombligo del sueño, su núcleo pulsional.
En el ICS real – la cara real de aquello en lo que se está enredado[1] – el une-bévue [Unbewusst] es la unidad mínima. Aunque la pulsión subsista como un acuerdo entre significante y cuerpo, hay aquí el predominio de lo visual, de la imagen. En el último Lacan, para captar el tejido de un psicoanálisis, es necesario superar la hiancia entre lo imaginario y lo real.[2] Si, a partir del Seminario L’insu que sait, Lacan habla del sueño como lo que puede demostrar el tejido del ICS, es del estatuto de la imagen de lo que habla. “A través de esta abundancia de toros […] trata de alcanzar […] el tejido del ICS.” El cuerpo tiene la forma de un toro: dos agujeros alrededor de los cuales algo consiste.[3] En la imagen del sueño, el cuerpo acostado, la pequeña serpiente con dientes enormes bajando por la pierna del soñador, el hueso tibial metálico. Cuerpo, serpiente, tibia = toros, el tejido del ICS. Frente al silencio de lo real hay el recurso a lo imaginario, al cuerpo, al tejido.
NOTAS
- Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, Paidós, Buenos Aires, 2013, pág. 253.
- Ibid, pág. 258.
- Ibid, pág. 257.