Il Sogno
Traumdeutung | Inventario

Despertar del sueño eterno

Beatriz Udenio

Le arrebaté el título de novela negra a Raymond Chandler, justo donde presenta, en 1939, a su inolvidable detective: Philip Marlowe. Personaje sarcástico, es conocido por ser la voz del autor criticando a la sociedad de su época.

Digamos que un psicoanálisis, es una novela de la cual se van desgajando las ficciones, dejando al descubierto la impostura de las mismas, soltando la decadencia neurótica, buscando despertar a una posición ética más digna y paródica.

En un análisis, como en la novela de Chandler, no todo se entiende. Allí, lo insensato puede intervenir lo sensato. Hago de esto el hilo que conduce este breve texto.

Mis sueños en el análisis irrumpían en un punto de incomprensible. Era lo que provocaba la sorpresa.

Tal el caso de los inicios, cuando soñé que estaba con el analista, y veía dibujado el piso inferior del Grafo del deseo; el I (A) ubicado en el lugar del s (A). Tacho el I (A). “Ah, claro” –le dije. Ni mi analista ni yo añadimos nada más. El efecto fue el de captar eso que estaba fuera de lugar, obturando el del síntoma dirigido al Otro. El analista formando parte del Inconsciente del sujeto.

Poco después sueño que el analista me entrega un papel con algo escrito: “una vez desvelada una verdad sobre sí hay que tomarse el trabajo de analizarla”. El análisis se ponía en marcha. El analista tampoco dijo nada, ni el analizante. Eso empezaba a dar sus vueltas.

Pero las vueltas terminarían en algún momento.

Años después, regresando a Buenos Aires, un sueño: camino por una terminal aérea –Aeropuerto CDG (Charles De Gaulle, París)- y leo ante mí: TERMINAL B1. Capto algo en ese momento. “Ah”. Meses después, de nuevo en el diván, retomo este sueño y el analista dice: “Se termina”. Su presencia y su voz hacen resonar lo que escribe el sueño, la posibilidad real del final, que aún el sujeto teme; requiere otras vueltas.

No entender es la puerta que se abre desde adentro. Al nonsense. A la verificación. A la demostración. Al uso.

Me doy cuenta que fue así en todo el análisis. El uso que de él se haga depende tanto del analizante como del analista. Luego del final, eso sigue mostrándose, con la sorpresa del “Eso es”, pero no es preciso la presencia del analista para sostenerlo. “Separarse es difícil, pero no dramático. Siempre hay modos de quedarse cerca” -su última intervención en el análisis.

Reflexiona si no es esa, acaso, la fórmula singular por la cual el analista hace oír la separación del Inconsciente del analizado allí donde cae resto de ese objeto que sostuvo. El Inconsciente seguirá farfullando, cada tanto, en los sueños y otras formaciones del Inconsciente. “Eso es”.