O Sonho
Traumdeutung | Leituras

José Fernando Velásquez

“Si el deseo del sueño es lo que afirma Lacan -nada más que el deseo de adquirir sentido-, la vertiente de la contratransferencia ubica al analista en la posición que le da el sueño. Por supuesto, hay sentido en el sueño y es lo suficientemente incoherente como para que sea razonable recurrir al Otro a fin de que adquiera un sentido completo, coherente. Les recuerdo que esta práctica data de la antigüedad, donde los sueños ya estaban animados por un deseo de cobrar sentido.”

Miller, J.A, “La vía del síntoma”, Los signos del goce, Paidós, Buenos Aires, 1998, p.443

No estamos en la posición de Freud [1] respecto al que hacer del analista. Freud interpretó dos sueños de Dora y estas dos grandes y extensas interpretaciones coinciden con la interrupción de la cura. Freud se ubicó en posición de demostración, utilizó la significación fálica y por tanto apuntó al universal. Freud se sentía exitoso al resolver completamente los dos sueños de Dora, pero ella descalificó sus conclusiones. Dice Freud, "y no regresó…” “Fue un inequívoco acto de ventana el que ella, en el momento en que mis expectativas de feliz culminación de la cura habían alcanzado su apogeo, aniquilase de manera tan inapropiada esas esperanzas. …. Quién, como yo, convoca los más malignos demonios que moran, apenas contenidos, en un pecho humano, y los combate, tiene que estar preparado para la eventualidad de no salir indemne de esta lucha.”[2].

El deseo del analista no puede ir por cualquier vía. El deseo del analista freudiano con Dora fue fálico, no femenino. Es que en el sueño, el deseo fálico y el goce de sentido insisten, pero también lo real y lo femenino; el asunto es saberlos leer. Lo femenino del deseo del analista es reconocer la inadecuación de lo simbólico a lo real, el fuera de sentido, la letra de goce, el acontecimiento del cuerpo y el sinthome. Este deseo femenino conduce a ocupar en la transferencia un más allá del Sujeto supuesto saber en el que hay que resaltar el uso del significante que despierta el vacío de significación, la imagen o el objeto en los que se vislumbra el Hay de lo Uno, y/o el borde donde aparece un saber hecho síntoma.

La presencia del analista, la censura, subvierte los valores psíquicos tanto en el sueño como en la sesión. Hay entonces que identificar ¿Cuál es la representación-meta que puede ocupar el analista frente a las piezas sueltas que aparecen en el sueño, no solo como personaje, sino como como resorte o como borde?

Jacques-Alain Miller lo afirma,“Es fundamental no dominar el modo de interpretar del Otro ya que un modo de interpretar es un modo de gozar, una manera de entender [3]. Esto implica que el analista no haga de Otro partenaire, de Otro imaginario, ni de Otro de sentido; simplemente que haga semblante del ser” [4].

NOTAS

  1. Miller, J.-A. La vía del síntoma. Clase XXVI del seminario Los signos del goce. Paidós, Buenos Aires, 1998.p. 438
  2. Freud, S. Fragmento de análisis de un caso de histeria (1905 [1901]). Obras Completas, Vln. 7 Buenos Aires, Amorrortu, 1976, p. 96
  3. Laurent, E. Disrupción del goce en las locuras bajo transferencia. En Virtualia #35 marzo 2019. http://www.revistavirtualia.com/articulos/818/destacado/disrupcion-del-goce-en-las-locuras-bajo-transferencia
  4. Miller, J.A. El inconsciente intérprete, 1995. Seminario de apertura del curso 1995-1996 del SCFB. Introducción a la Clínica Lacaniana. ELP-RBA. Barcelona, 2006